Cuando comemos por estrés , normalmente no conseguimos mitigarlo y , si lo hacemos con demasiada frecuencia, puede que ganemos unos kilos de más. A continuación te damos consejos para acabar con este hábito.
COMER POR MOTIVOS EMOCIONALES: COSAS QUE PASAN
Mucha gente come por motivos emocionales de vez en cuando. Quizá te hayas animado tomando un heladito después de un día duro o le hayas robado unas patatas fritas a tu amiga/o.
Pero cuando comemos por motivos emocionales por sistema, como primera y más frecuente respuesta a los sentimientos y pensamientos negativos, es el momento de tomar medidas.
¿ ES HAMBRE EMOCIONAL O FÍSICA?
Hay signos reveladores que pueden ayudarte a distinguir el hambre emocional/ comer por estrés de la verdadera hambre física.
- Cuando comemos por motivos emocionales, solemos hacerlo de forma repentina. Empezamos a sentirnos estresados y tensos y , de pronto,se te antoja un pincho de tortilla. Por su parte, el hambre físico aparece de forma gradual. Empiezas a sentir hambre , pero puedes esperar a la hora de comer, lo cual te da un tiempo para elegir bien y saciar el hambre con alimentos saludables.
- Comer por estrés suele causar un antojo de alimentos ricos en azúcares, grasas y calorías, y a menudo muy específico ( no simplemente «chocolate» sino un «chocolate a la taza con churros «)
3 Cuando tu hambre física está saciada, y tu estómago bien lleno, eso indica que has comido suficiente y normalmente paras de comer. Pero cuando las emociones son el factor causante, es fácil no escuchar lo que dice tu estómago.
4 Es posible que el estrés te levante el hambre momentáneamente, luego con la misma rapidez aparecen la vergüenza y la culpa. En cambio cuando hemos satisfecho nuestra hambre física, no solemos sentirnos culpables.